Kamakura: mucho más que el Gran Buda

sábado, 20 de mayo de 2017

Si alguna vez habéis oído hablar de Kamakura, seguramente la asociéis inmediatamente al Gran Buda de Kamakura, uno de los lugares turísticos más conocidos de Japón. Tuve ocasión de visitarlo allá por 2008, en mi primer viaje. En aquella ocasión sólo le destiné una tarde así que mi visita a Kamakura se redujo a una breve visita al famoso Daibutsu. Y Kakamura, que fue durante un tiempo capital de Japón , tiene mucho más que ofrecer.

Aquella mañana desayunamos todo lo que pudimos, ya que las visitas a los templos (que suelen cerrar entre las 16 y las 17h) no son muy compatibles con parar a comer a mediodía. 

Edoya delicatessen
A Kamakura se puede llegar con el Japan Rail Pass sin ningún problema. Una vez allí hay un tren (Enoden) que te deja en los puntos clave, así como una red de autobuses. Nosotros compramos un bonobus, y lo aprovechamos bastante. Nos permitió ver bastantes templos sin caminar en exceso bajo el sol de justicia de aquella mañana de agosto. En Ise habíamos aprendido la lección...

Nuestra primera parada, por supuesto, fue el Gran Buda. El segundo más grande de Japón en posición sentada (por detrás del de Nara). Aunque este, al estar al aire libre, resulta mucho más impresionante.


Este señor creo que estaba ofreciendo a su retoño como tributo...XD

Nuestra siguiente parada fue el templo budista Hase-Dera.

Este templo tiene unos preciosos jardines exteriores, donde destacan infinidad de esculturas y figuritas Jizo, así como pequeños altares shintoistas. La verdad es que el recinto del templo es enorme, y da para pasarse un buen rato observando cada detalle. La estatua de Kannon que alberga en su interior, no menos impresionante, convierte a este templo en un imprescindible si visitas Kamakura. Además está relativamente cerca del Gran Buda así que...¡no os lo perdáis!






Que me gusta a mi un tori rojo...
Por tener, hasta una cueva tiene...con mini estatuillas de Benzaiten, la única deidad femenina de los 7 dioses de la Fortuna.



Nuestra siguiente parada fue el templo Hokikuji, famoso por su impresionante jardín de bambú.
Pilla un poco a tomar por el ojete pero para eso teníamos el famoso bonobús jeje. Y vimos algún templo más...cuyo nombre ya ni recuerdo. Alguno fue una mala elección...y es que Kamakura tiene tantísimos templos que es difícil decidirse...






A lo loco en Kamakura

Me encantan las lagartijillas de cola azul japonesas...
Cartel verídico: No acojonéis a los niños con vuestros tatuajes, macarras!!!
Señora mayor limpiando bosque...un clásico...
Interior de uno de los últimos templos que visitamos


Una vez los cerrados los templos, tocaba coger el tren hasta nuestro siguiente destino...Yokohama. Es muy recomendable combinar Kamakura y Yokohama ya que te pilla de paso para volver a Tokio...y así se optimiza el tiempo. Además, Yokohama tiene mucho que ofrecer y un encanto especial. Yo no esperaba mucho de la visita y me encantó. El puerto (Minato Mirai) me recordó mucho a Odaiba (Tokio), con sus centros comerciales, sus pequeños parques de atracciones...sus luces...es el típico lugar de cita romántica en un anime shojo manga. Imprescindible montar en la noria.

Unos kakigoris para refrescanros en el tren
Sí...lo que ves es un edificio vinilado con un Pikachu enorme. Y había más de uno. Y es que en Kamakura cada año en agosto hacen un evento de Pikachus bailarines...lástima que nosotros no pudimos ir porqué a esas alturas ya nos tocaba volver a España...
 
Pika pi!

Minato Mirai
Atarceder en Yokohama.  Si el día es claro...se puede ver el Fuji
En una especie de parque de atracciones chiquitín

Nos montamos en la noria, que me pareció más bajita que la de Odaiba pero estuvo muy guay porque pudimos ponernos en la cabina de cristal...donde todo es transparente...¡hasta el suelo! No apta para gente con vértigo.



momento shojo manga
Por cierto, llevaros una chaquetita. Dentro de la noria tenían el aire acondicionado a tope y el contraste con el bochorno del exterior era muy intenso.

Luces nocturnas
Nos montamos en la montaña rusa, que estaba bien pero a mi me gustó más la de Tokio Dome, aunque hay que reconocer que las vistas eran muy agradables y lo pasamos muy bien. En general toda la zona es estupenda para pasear y pasar una tarde de verano muy agradable.


Era tan moñas lo del corazón que no pudimos resistirnos...
Noria desde abajo


 Una vez oscureció cogimos el tren de vuelta a Tokio. Hicimos paradita en Akihabara, donde no nos dio tiempo a ver muchas tiendas (era algo tarde) pero sí pudimos acercarnos al restaurante de ramen donde en el anterior viaje no fuimos capaces de terminarnos la cena. Aunque Amir escogió mal su plato, que era frío... Y ojo, que estaba muy bueno...pero es que con el aire acondicionado a tope apetecía mucho más un ramen calentito...la verdad. Eso sí, esta vez no sobró nada. Ramen 0 - Nosotros 1. 




Y con esto y un vistazo...hasta la próxima entrada. Ya queda poquito para acabar...pero ya sabéis que en las crónicas japonesiles nunca diremos adiós...siempre es un "mata ne" (hasta luego).